miércoles, 15 de septiembre de 2010

JACQUES EDWIN BRANDENBERG


Descubrió el maravilloso secreto para civilizar el vidrio. Tal vez los académicos de la lengua castellana hayan tenido razón al vacilar en la legitimación del papel celofán, porque acaso el celofán no sea papel sino sencillamente vidrio; vidrio dócil, manso, domesticado, puesto al alcance de las manos y la imaginación de los niños.

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